Salud de la Tortuga Gigante de Galápagos

Salud de la Tortuga Gigante de Galápagos

Los impulsores de las estrategias de movimiento - disponibilidad de alimento, reproducción y competencia - interactúan con la fisiología y el medio ambiente para determinar a su vez el estado de salud de las tortugas.

A partir del 2013 y continuando hoy en día, cada tortuga marcada recibe un examen físico visual anual, y se recogen muestras de sangre, hisopados y heces. Las muestras de sangre se analizan en busca de parámetros sanguíneos basales que nos ayuden a determinar la salud general de cada individuo. La tecnología de ultrasonido determina la presencia de folículos o huevos para evaluar el estado reproductivo de las hembras. Esta información de salud se integra con los datos de movimiento para ayudarnos a comprender mejor cómo la migración afecta a la salud y la reproducción de las tortugas.

Se han realizado numerosos estudios a nivel mundial para evaluar cómo las temperaturas de incubación afectan el sexo de las tortugas en desarrollo. También examinamos esta cuestión como parte de los estudios de salud de las tortugas gigantes, determinando las temperaturas en los diferentes sitios de anidación, a lo largo de todo el gradiente altitudinal.

A partir del 2013, comenzamos a marcar a las tortugas recién nacidas con dispositivos de radio, con un peso de sólo 5 gramos, que nos permitieron rastrear a las tortugas bebés para evaluar su supervivencia y crecimiento a lo largo del tiempo.

Gracias a la dedicación de todo nuestro equipo, así como el apoyo de muchos colaboradores/as, muchas de nuestras preguntas de investigación han sido respondidas. Estos hallazgos fueron compartidos y discutidos con instituciones de gestión local como la Dirección del Parque Nacional Galápagos, el Ministerio de Agricultura y la Agencia de Bioseguridad de Galápagos, entre otras.

Los miembros y colaboradores del equipo del Programa de Ecología del Movimiento de las Tortugas de Galápagos publicaron numerosos artículos sobre la variedad de resultados obtenidos por nuestra investigación, los cuales tienen fuertes implicaciones para la conservación de estas especies.

En 2017 también estaba claro que la creciente interacción entre las tortugas y los seres humanos suponía un enorme desafío para la gestión y protección de estos animales icónicos. En respuesta a este desafío aún sin resolver, se identificaron nuevas áreas de investigación, enmarcadas dentro del concepto de "Una Salud" o “Medicina de la Conservación”.

Encontrarán muchas (¡muchas!) definiciones de One Health (Una Salud) pero en el fondo, el concepto reconoce que la salud animal, humana y ambiental está conectada y entiende que la salud de cualquiera de estos tres pilares afecta la salud de los otros dos.

Este breve video ilustra la importancia del trabajo de salud que está realizando el Programa en Galápagos. Ejemplifica las actividades que llevamos a cabo en Santa Cruz y el volcán Alcedo, y explica cómo una mejor comprensión de las amenazas a la salud de la vida silvestre es importante si queremos preservar ecosistemas prístinos como Galápagos, bajo el paradigma de “One Health”.

En 2017 comenzamos un nuevo proyecto de investigación, como parte de la tesis doctoral de la Dra. Ainoa Nieto Claudín. Este estudio implica la detección de patógenos y resistencias a los antibióticos en las tortugas de Galápagos. El objetivo final de nuestro estudio es determinar cómo las actividades humanas como la agricultura, el uso de antibióticos, la contaminación y la gestión de residuos pueden afectar la salud de las tortugas y, en última instancia, la salud de sus ecosistemas.

El componente de salud del Programa tiene numerosos objetivos, incluyendo la identificación de enfermedades que pueden afectar a las tortugas de Galápagos, o la determinación del efecto que las actividades humanas, incluyendo la ganadería, la agricultura, y las carreteras, pueden tener sobre la salud de los ecosistemas naturales donde habitan las tortugas.

En 2015 pudimos comparar diferentes métodos utilizados para medir el número de glóbulos blancos en las tortugas de Galápagos. Es difícil de creer, pero a diferencia de los seres humanos y unos pocos animales, como perros, gatos o caballos, en los que los métodos para medir el número y tipo de células de la sangre es bien conocido, queda mucho por descubrir sobre la hematología de las tortugas.

A través de nuestros estudios, hemos publicado el mejor método para determinar este importante parámetro de salud en las tortugas de Galápagos. Para más información, ver “Comparison of total leukocyte quantification methods in free-living Galapagos tortoises (Chelonoidis spp.)“.

En 2017, realizamos un estudio piloto en 30 tortugas del oeste de Santa Cruz. Se recogieron muestras de cada tortuga para evaluar la salud general de los individuos y probar nuestra metodología.

En 2018, Kathleen Apakupakul, la bióloga molecular del Instituto de Medicina de la Conservación del Zoológico de Saint Louis viajó a Galápagos para establecer un laboratorio molecular portátil con la Dra. Ainoa Nieto Claudín.

Si bien algunas muestras se envían de vuelta a los Estados Unidos para su análisis, las restricciones del CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) requieren un amplio proceso de autorización para importar tejido de especies en peligro de extinción fuera del país de origen.

Establecer un laboratorio móvil en Galápagos resuelve los inconvenientes del transporte de muestras, y provee oportunidades de aprendizaje y capacitación para los científicos/as y estudiantes locales. Esta experiencia implementando un laboratorio móvil en Galápagos nos permite también transferir nuestro aprendizaje e implementar otros laboratorios de campo en zonas remotas prioritarias para la conservación.  

Más de 600 tortugas de cuatro islas y ocho especies diferentes han sido muestreadas en busca de enfermedades.

El laboratorio molecular utiliza un proceso llamado reacción en cadena de la polimerasa, o PCR, para identificar el ADN de los posibles patógenos en los hisopados de las tortugas, y determinar así si un individuo está infectado.  Todas las muestras de hisopados se analizan para determinar si las tortugas que viven cerca de los seres humanos son más propensas a padecer enfermedades que aquellas que viven en relativo aislamiento de las actividades humanas.

Hasta el 2020, más de 600 tortugas de cuatro islas y ocho especies diferentes han sido muestreadas en busca de enfermedades incluyendo adenovirus, herpesvirus, ranavirus y micoplasma. Además, 300 tortugas de Santa Cruz y Alcedo han sido muestreadas para detectar bacterias resistentes a los antibióticos.

Lea sobre la primera detección de genes resistentes a los antibióticos en las tortugas gigantes de Galápagos de Santa Cruz en “Antimicrobial resistance genes present in the faecal microbiota of free‐living galapagos tortoises (Chelonoidis porteri).”

Estas evaluaciones de salud nos ayudarán a comprender mejor las cuestiones actuales y futuras que pueden afectar no sólo la salud de las tortugas gigantes, sino también el bienestar de todos los habitantes, animales y humanos, de las Islas Galápagos.